El enigma de las colonias contemporáneas
En su conferencia, Harvey se limitó a destacar algunas ideas de su más reciente libro Marx, Capital and the Madness of Economic Reason. Este, valiéndose de un estupendo diagrama incluido en su nuevo libro, destacó la importancia de examinar el capital y el proceso de la circulación de valor en las formaciones sociales capitalistas. Él insiste en que el análisis del capital requiere trascender el énfasis en la producción de bienes, típico de la economía política marxista, e integrar a este la realización del valor, como recomendó el propio Carlos Marx. La travesía del valor en el ámbito de la reproducción social, una antigua pero relevante demanda feminista, es también integrada al análisis por el geógrafo marxista, Asimismo, para Harvey, como para los ecólogos marxistas, es vital añadir al análisis del capital las relaciones humanas con la naturaleza. Básicamente, el esquema de Harvey acopla varios de sus argumentos a lo largo de los años. Es por ello por lo que, para aquellos de nosotros familiarizados con su obra, este no expuso nada verdaderamente novel durante su conferencia en Puerto Rico.
Harvey tampoco tuvo mucho que decir sobre el capital y el vaivén del valor en Puerto Rico, lo que confieso que me decepcionó. El geógrafo, contrario a Naomi Klein, quien inclusive escribió un pequeño libro sobre Puerto Rico, La Batalla por el Paraíso, ni siquiera intentó usar su marco teórico para decirnos algo revelador, por mínimo que fuera, sobre la crisis económica que enfrentamos los puertorriqueños. Sí se refirió a Puerto Rico contestando una pregunta de la audiencia sobre la cuestión colonial. Pero, su contestación fue algo liviana, si consideramos que se trata de David Harvey, uno de los marxistas más influyentes de nuestros días. Harvey no es un experto en Puerto Rico. Pero, su contestación manifestó muy poco conocimiento sobre el contexto puertorriqueño. El que este apenas comentara sobre Puerto Rico responde en parte a su tendencia a enfatizar los procesos globales a un alto nivel de abstracción teórica. Su crítica del capital, enfilada hacia el análisis de la economía política mundial se distancia de los casos locales y concretos como el de Puerto Rico. El ecólogo social Eduardo Gudynas ya ha criticado la tendencia de Harvey a abstraer y globalizar: “His studies are so abstract that they allow a radical critique of capitalism as a global phenomenon but do not require analysing the details of national or Latin American contexts.” El propio Harvey se refirió a su modelo abstracto en Seventeen Contradictions and the End of Capitalism:
In the same way that a biologist might isolate a distinctive ecosystem whose dynamics (and contradictions!) need to be analysed as if it is isolated from the rest of the world, so I seek to isolate capitalist circulation and accumulation from everything else that is going on. I treat it as a ‘closed system’ in order to identify its major internal contradictions. I use, in short, the power of abstraction to build a model to explore why and how periodic crises occur and whether, in the long run, there are certain contradictions that may prove fatal to the perpetuation of capitalism as we know it. (8)
Harvey, en Marx, Capital and the Madness of Economic Reason, también recurre a un modelo abstracto, aparente en su diagrama de la circulación del valor. Este mapa visual, inspirado en el ciclo hidrológico, es movilizado por Harvey como modelo y analogía del capital y sus flujos de valor. No es entonces inesperado que al acentuar la economía política y la circulación de valor a escala global Harvey pierda de vista la especificidad de una colonia estadounidense apenas insertada en la economía global.
El limitado conocimiento de Harvey sobre el contexto colonial puertorriqueño se debe además a que las colonias ya no son un problema prominente en el pensamiento marxista metropolitano. Estas son hoy pocas y no representan un sector importante de la economía capitalista global. Para muchos marxistas, incluyendo a Harvey, las colonias contemporáneas son sencillamente invisibles. Para otros, estas son simples anacronismos, unos pocos entes exiguos de un pasado distante. Hasta el marxista Aijaz Ahmad, quien ha insistido reiteradamente en la relevancia de la cuestión colonial para el pensamiento marxista, describe a América Latina como una región totalmente descolonizada. Desde su perspectiva, la cuestión colonial gira hoy, no alrededor de la descolonización y la independencia, sino alrededor del legado del colonialismo en las naciones poscoloniales. Enrique Dussel, proponiendo una “descolonización epistemológica” de la economía en 16 tesis de economía política, nos invita a “pensar económicamente desde la situación propia de una realidad de países periféricos, subdesarrollados, que fueron colonias militares, políticas y culturales (proceso de liberación comenzado en América Latina en 1804 en Haití), y que lo siguen siendo en el plano de la tecnología y de la ciencia”. En la teoría decolonial, vinculada a Aníbal Quijano, ocurre algo similar. La distinción entre la descolonización y la colonialidad revela que esta teoría también parte de las circunstancias poscoloniales. En esta corriente teórica, el problema no es la descolonización, sino la colonialidad, el legado del colonialismo que sigue vivo en la región. En fin, en muchas de las principales corrientes del pensamiento crítico, incluyendo algunas corrientes marxistas, la teoría poscolonial y la teoría decolonial, se ha aceptado, sin reparos, la idea de una época enteramente poscolonial en la que únicamente existen imperios informales y hegemónicos con zonas de influencia en alguna periferia. Pero, Puerto Rico, aunque no en el sentido clásico, sigue siendo una colonia militar, política, económica, cultural, tecnológica y hasta científica.
Un punto a favor de Harvey es que, en su respuesta a la pregunta sobre el colonialismo, este señaló la importancia de examinar el rol de las elites locales en la explotación económica de la colonia, refiriéndose al viejo concepto de la «clase compradora» o «burguesía compradora». Es indudable que una buena parte de la burguesía puertorriqueña, por lo pequeña que sea, y con el apoyo de la kakistocracia, se ha beneficiado grandemente de su relación con el capital estadounidense. Como indicó Juan Carlos Rivera, estos, como los capitalistas del Norte, también se benefician de nuestro dolor, y hasta reclaman nuestro sacrificio en nombre del crecimiento económico, eufemismo para la acumulación de capital.
A favor de Harvey también tengo que encomiar su acertada descripción del colonialismo como un fenómeno heterogéneo, una diversidad que el geógrafo vincula a sus diversos roles económicos. Para él, una de las limitaciones de los conceptos marxistas del colonialismo y el imperialismo es precisamente su tendencia a homogenizar las relaciones coloniales. Para este geógrafo algunas colonias son reservas de fuerza laboral. Otras proveen materia prima. Hay también colonias que funcionan como nuevos mercados. Y otras son espacios para la inversión de capital, entre estas la inversión en la infraestructura colonial. Algunas han sido todas estas cosas en un momento u otro o han servido varias de estas funciones simultáneamente. Para Harvey, valiéndose del concepto del ejército industrial de reserva de Marx, Puerto Rico ha sido históricamente una reserva de mano de obra barata para Estados Unidos. Sin embargo, esta colonia es también un mercado, pues como señaló Alejandro Torres mientras comentaba lo dicho por Harvey, la colonia tiene una alta concentración de Walgreens, a lo que le podemos añadir una impresionante cantidad de restaurantes de comida rápida y nutridas tiendas de todo tipo. Y aunque Puerto Rico no es un proveedor importante de materia prima, no han faltado en su historia los esfuerzos para explotar sus recursos minerales, entre otros recursos naturales.
Pero, Puerto Rico sirve hoy otra función. Es un medio para racionalizar las crisis del capital. Juan Carlos Rivera de Junte Gente recientemente expresó que Harvey “. . . nos ayudará a comprender que hay ciertos actores, tanto locales e internacionales, que actualmente se benefician de nuestra crisis; o lo que es lo mismo, que se benefician directamente de nuestro dolor”. Concuerdo con él. Desde la perspectiva de Harvey, otra función de la colonia, al menos en las últimas décadas, ha sido facilitar la acumulación de capital mediante la desposesión de bienes. Puerto Rico es consecuentemente un medio para racionalizar la demencia de la razón capitalista. En The Enigma of Capital, Harvey plantea que los programas de austeridad son precisamente una forma de manejar las crisis del capital. Uno de los resultados de estos programas es la producción de todo un conjunto de bienes devaluados que pueden ser lucrativos para aquellos con un excedente de capital para invertir, como, por ejemplo, los llamados fondos buitres. Es por todo esto que para Harvey es posible comparar a Puerto Rico con Grecia, dos de los grandes perdedores en el juego del “interest bearing capital” y que hoy enfrentan graves crisis fiscales y económicas. Harvey incluso, y sin reparo alguno, llamó a Grecia una colonia alemana.
Aunque comparar a Grecia con Puerto Rico es útil desde el punto de vista de los flujos globales de valor, esta comparación soslaya las diferencias entre ambos lugares, la más importante que Puerto Rico es una colonia formal de los Estados Unidos. Es parte del imperio indirecto estadounidense, no de su imperio informal. Es un “territorio no incorporado” sobre el que Estados Unidos tiene soberanía, pero que posee cierta autonomía gubernamental, una bastante restringida. Si accedemos, como Harvey, a igualar a Grecia a una colonia alemana, esta sería parte del imperio informal alemán. Grecia no es un territorio formal de Alemania ni es como Puerto Rico, un “territorio no incorporado.” Los griegos son soberanos, aunque su soberanía sea relativa y limitada por las presiones económicas, diplomáticas y hasta coercitivas del gobierno alemán.
Como alternativa a las teorías del imperialismo Harvey propone su teoría del desarrollo geográfico impar. Supongo que podría ser aplicada a Puerto Rico, lo que desafortunadamente no hizo Harvey en su conferencia. Pero, en el caso de Puerto Rico y otras colonias, tendríamos que tomar en cuenta que el imperialismo y el colonialismo son parte de su realidad y complejidad. Si quisiéramos dejar atrás estos conceptos podríamos recurrir también al concepto del “nuevo imperialismo” del propio Harvey. Pero, la condición colonial de Puerto Rico no es fruto de ese “nuevo imperialismo”, sino de los viejos imperialismos. En términos de su relación con Estados Unidos, fue primero fruto de ese imperialismo que Harvey circunscribe, siguiendo a Hannah Arendt, al periodo entre 1884 y 1945. Puerto Rico fue definido como un territorio no incorporado en ese periodo, en el que también se instituyó el cabotaje, producto del proteccionismo nacionalista e imperialista de los republicanos de finales del siglo 19 y principios del 20, que todavía hoy limita considerablemente la entrada y salida de bienes a Puerto Rico. Fue durante otro periodo imperial identificado por Harvey, entre 1945 y 1970, que Puerto Rico pasó a ser parte del imperio indirecto estadounidense, esto con el establecimiento del ELA. Los vestigios institucionales de estos dos periodos imperialistas persisten hoy. La institucionalización de un nuevo sistema financiero y la implementación de las políticas neoliberales y sus programas de austeridad, que Harvey asocia con el “nuevo imperialismo”, se ha venido manifestando también en Puerto Rico, pero confluyendo con los arreglos institucionales de las viejas formas imperiales y coloniales. Es más, y al menos en el caso de Puerto Rico, el viejo ordenamiento institucional facilitó las prácticas no tan nuevas del “nuevo imperialismo”, como la acumulación por desposesión y la devaluación de los bienes de la longeva colonia caribeña. Es precisamente ese ordenamiento institucional el que además limita las opciones de los puertorriqueños para enfrentar la crisis económica y fiscal, por lo que me temo que en Puerto Rico los “humanistas radicales” no pueden todavía desprenderse de los conceptos colonialismo e imperialismo.